
5 regalos emocionales que jamás debes hacer
Hablamos de regalar cuando nos referirnos a entregar algo a alguien que, por lo general, se sentirá feliz con el detalle. Un regalo es un extra, un obsequio que se hace de forma desinteresada y que genera en las dos personas un beneficio emocional.
Ahora, ¿qué no es un regalo (en términos sanos)? Un regalo no tiene que suponer una grandísima pérdida a cambio de un poco de alivio emocional al entregarlo. Es decir, no puedes entregarle tu proyecto de fin de curso a un compañero de clase para que no se enfade contigo. Un verdadero regalo no está pensado para evitar algo malo, sino para lograr emociones positivas en ambas partes.
En este punto, es importante que detectes que si das demasiadas cosas (materiales o inmateriales) a alguien porque sientes amenazada vuestra relación, quizás tienes un bajo autoconcepto, esa persona te está haciendo chantaje o estás en una relación desigual en la que no se te corresponde como mereces.
A continuación, menciono 5 regalos emocionales que habitualmente se hacen las parejas, en situaciones de desigualdad de poder, esperando que la relación cambie o que la otra persona no se sienta decepcionada.
¿Qué 5 cosas jamás debes regalar a alguien?
1. Tu cuerpo: porque tu cuerpo no es una cosa, es parte de ti. Y cuando entregas tu cuerpo, por ejemplo, en una relación sexual, te estás entregando también a ti. No es malo entregarse del todo a alguien con quien te sientas cómodo/a y preparado/a, pero si regalas tu intimidad a alguien que no se lo ha ganado para que no se aburra de ti, ¿qué piensas que ocurrirá después de que os acostéis? Exacto, justo lo que querías evitar. Y, lo más importante, es que tu autoestima quedará dañada al sentir que has hecho algo que no querías hacer y el otro/la otra probablemente se marchará, dejando un vacío incómodo.
2. Tu tiempo: puedes compartirlo, o darlo de forma recíproca, pero si alguien te dice que intentará tener tiempo de llamarte algún día de esta semana, no le regales una semana de tu tiempo mirando el teléfono y esperando. Pensarás que no es tan malo, que eso no es un regalo porque el otro no lo recibe, pero tú se lo has dado porque has perdido ese tiempo.
3. Tus sueños: ¿cuántos sueños tenías al empezar la relación y cuántos tienes ahora? El amor romántico que nos venden en las películas daña seriamente nuestra forma de percibir las relaciones, porque nos invita a dejar a un lado todos nuestros proyectos para centrarnos únicamente en uno, y nos hace creer que el sueño de nuestra vida debe ser permanecer junto a nuestra pareja. También puede ocurrir que nos obsesionemos con alguien y le dediquemos todos nuestros pensamientos.
A veces, los sueños se manifiestan en forma de hobbies. Quizás te gusta tocar la guitarra y ya no lo haces porque tu clase coincide con la hora a la que a tu pareja le va mejor verte, porque primero se ocupa de sus amigos, luego de sus propios hobbies, luego de sus mascotas y finalmente de cualquier desconocido que se encuentre por la calle. No le regales tu sueño, no lo merece.
4. Tus cualidades: alguna vez he visto casos de parejas en las que, al principio, uno de sus miembros era muy divertido, atractivo o tenía una cualidad especial que lo hacía único. Después de un tiempo largo, los roles habían cambiado; el primero ya no hacía ninguna broma, se había descuidado físicamente y parecía una copia del otro. No obstante, ese otro, había tenido tiempo de cambiar y de robar esas cualidades positivas. Comentarios narcisistas encubiertos como “no te arregles tanto y cultiva tu mente” o “creo que a los demás les molesta que intentes llamar la atención, mejor que en los encuentros estés callado/a” provocan este cambio de roles y hacen que vayas perdiendo tu propia esencia para convertirte en aquello que crees que se espera de ti.
5. Tu vitalidad: no permitas que alguien empeore tus horarios de sueño porque siempre necesita algo por la noche, no le concedas favores constantes que te restan energía y no te aportan nada. Si tu pareja se ha acostumbrado a que hagas cosas por ella y ni siquiera las valora, ha llegado el momento, una vez más, de dejar de regalar. Si tu pareja te hace sufrir y eso te hace comer peor, dejar de arreglarte, dormir mal, hablar más bajito o dejar de reír con otras personas, le estás regalando tu vitalidad para que la tenga él o ella.
Recuerda que una persona empática y mentalmente sana no aceptará ese tipo de regalos, porque se sentirá cómoda en un vínculo entre iguales y no en una relación de poder. Como hemos visto, hacer regalos a quien no se lo merece es perjudicial para la psique de uno mismo y para la relación, y apenas aporta beneficios emocionales, solo el alivio de pensar que la relación continuará (un pensamiento equivocado, por cierto).
¿Te ha ocurrido algo parecido? Comparte tu experiencia y deja un comentario.
¡Un abrazo!