Seleccionar página
5
(4)

Hay gente que no sufre por amor o, al menos, que solo sufre lo justo y necesario. Son personas que mantienen relaciones felices y plenas y que saben que el mundo no se acaba si pierden a esa pareja o si no resulta ser lo que ellas esperaban.

Parece que son personas seguras de sí mismas y carismáticas, y que nacieron con esa facilidad. Hablan con todo el mundo y conocen gente con una rapidez espasmosa y, si la sociabilidad no es lo suyo, tienen tan claros sus propósitos vitales que resulta casi imposible apartarlas de su camino o hacer temblar sus pilares.

Es en medio de todas esas características y circunstancias vitales orbitantes donde está el secreto que determina la estabilidad de esas personas: el centro emocional. Ese ecosistema psicológico que nos da identidad, sentido y propósito.

En ese sentido, hay una canción de Alejandro Sanz que, a pesar de su antigüedad, no deja de impactarme. En ella dice: “Te escribo desde los centros de mi propia existencia, donde nacen las ansias, la infinita esencia”. Pues la cosa va por ahí: desde ese centro no tienes que escribirle ni hablarle a nadie. Necesitas esa energía para vivir. Ese centro es tuyo y solo tuyo y jamás debes permitir que tu esencia, tu ansiedad y tu energía vital estén dirigidas hacia tu pareja.

 

Aprendamos un poco más sobre el centro emocional

Cuando hablamos de centro emocional hablamos de un espacio psicológico en el que nos encontramos en equilibrio y armonía. Ahí están nuestros hábitos, nuestras preferencias, nuestra calma, nuestro progreso y nuestras metas. Ahí estamos nosotros. De ahí emana nuestra energía y nuestra fuerza vital.

Te pondré un ejemplo para explicarme mejor: imagina que de lunes a viernes te levantas a las 8h, te acuestas a las 22h, comes verdura tres veces a la semana, vas a clase. Tienes un trabajo los miércoles que te hace feliz. En tus ratos libres haces yoga y, el fin de semana, lo dedicas a descansar y a hacer excursiones. También tienes un proyecto personal al que estás dando forma.

Entonces llega el verano y haces un viaje increíble a un país desconocido. Lo pasas muy bien y, después de un mes allí, empiezas a sentir un cierto cansancio emocional. Ya has tenido suficiente de esa experiencia, te apetece guardar esa sensación en tu mente, quedarte con las cosas positivas, volver a tu vida normal y descansar, con las energías renovadas. ¿Te suena esa sensación?

Hay experiencias que nos encantan pero, al final, nuestro cuerpo nos pide volver al equilibrio mental que conocemos y que nos genera esa felicidad suave pero duradera. Necesitamos volver a nuestro centro emocional.

Otro ejemplo: una paciente (Leire), que es muy organizada en todos los ámbitos de su vida, empezó a salir con un chico. Este siempre la invitaba a salir con poca antelación y ella empezó a ceder cada vez más. Esa espontaneidad le resultaba estresante, ya que a ella le gustaba planificar su horario cada día y gracias a eso hacía muchas cosas.

Con la llegada de este chico a su vida, empezó a organizar su agenda de otra manera, ya que no podía cerrar la planificación por si acaso al susodicho le daba por invitarla a una cita. Un día, la avisó realmente tarde y ella sacó todos sus vestidos del armario, se los probó, eligió uno y dejó el resto tirado porque no tenía tiempo de recogerlos. Mientras se maquillaba, se le cayó sobre uno de sus vestidos preferidos una caja de polvos compactos y se manchó.

Esa noche la cita no fue demasiado bien. Él no parecía tan interesado como días anteriores, o bien ella estaba más atenta a cada palabra. Lo vio menos entregado y más huidizo. Luego Leire volvió a casa, vio todo tirado y se dio cuenta de cuánto había permitido que su vida cambiara. Por supuesto, el chico no tenía un trabajo que lo obligara a avisar de las citas con poca antelación, sencillamente, hacía y deshacía a su conveniencia y lo disfrazaba con amabilidad y agradecimiento.

Leire estuvo sufriendo durante unos días hasta que decidió ocupar el tiempo que tenía y parte del que no en ver vídeos sobre cómo recuperar el interés de un hombre. Finalmente, cuando él dejó de llamarla, ella había perdido su centro, ya no tenía aficiones y estaba emocionalmente devastada. Su corta relación y la ruptura fueron tiempos de sufrimiento y vacío, que podría haber evitado si no hubiera puesto patas arriba su vida para adaptarse completamente al centro emocional de él.

 

¿Qué elementos componen el centro emocional?

Cada uno tiene sus hábitos y rutinas pero, en general, podemos hablar de nueve grandes grupos de elementos que solemos mantener en armonía o, al menos, que no deberíamos cambiar todos los días:

  1. El sueño
  2. La alimentación
  3. El entorno
  4. La salud o la práctica de deporte
  5. La vida social
  6. El trabajo o los estudios
  7. Las aficiones
  8. Los objetivos vitales
  9. El nivel de gastos

Si sueles dormir 8 horas al día, no cambies eso cuando conozcas a una persona. No empieces a comer en restaurantes que cocinan comida que no te sienta bien, no descuides el orden de tu casa, no gastes más de lo necesario ni te arruines comprando cosas para esa persona. Si dos días a la semana ibas a hacer deporte, sigue haciéndolo. No crees vacíos en tu vida y así te mantendrás en tu centro. No descuides a tus amigos y no olvides tus objetivos vitales.

Esto no quiere decir que te comportes de forma rígida o egoísta y que obligues al otro a adaptarse completamente a ti. Algunos profesionales del campo de la seducción aconsejan que no muevas nada en tu vida y que, si acaso, si esa persona quiere verte, la invites a acompañarte a hacer tus cosas, pero créeme: eso solo sienta las bases de una relación de poder que acabará siendo insatisfactoria, seguramente para ambos. Mantén tu centro, deja que la otra persona también mantenga el suyo, y adaptaos el uno al otro sin que ninguno de los dos cree un vacío en su vida.

A veces tendrás que ceder tú y otras veces él/ella, y solo así podréis crear una relación equilibrada. Si podéis mantener vuestra vida tal cual o casi tal cual era antes de empezar a salir, os llevaréis mucho mejor y os evitaréis gran parte de los reproches que suelen hacerse las parejas cuando uno ha cedido en todo y el otro no le presta la suficiente atención. 

 

Mantener tu centro emocional cuando tienes una relación es la base para evitar el sufrimiento y la dependencia. -       

¿Te ha servido este post? ¿Se te da bien mantener tu centro emocional cuando estás conociendo a alguien o iniciando una relación sentimental? Comparte tu experiencia y deja un comentario.

¡Un abrazo!

¿Te ha resultado útil el contenido de mi post? ¡Puntúalo!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 4

Sé el primero en puntuar este contenido.

Si te ha gustado mi post...

Sígueme en las redes sociales!

Share This
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad