Asumiendo el reto
Tu pareja tiene una depresión y sabes que te necesita. Al principio te lo tomaste con optimismo y pensaste que podríais superarlo, que tu apoyo, paciencia y comprensión serían suficientes para sacarla de su estado. Luego viste que no, y pensaste que le estabas dando demasiadas cosas y que tenías que ser más rígido/a. Finalmente te diste cuenta de que empezabas a sentir rechazo hacia esa persona y tu ayuda y empatía iniciales se convirtieron en actitudes negativas.
Por una parte, sabes que tienes derecho a cuidarte y protegerte y, por otra, la culpa te persigue. Necesitas personas fuertes a tu lado que te ayuden a mantener el tipo y, cuanto más te ayudan, más pones en duda los sentimientos hacia tu pareja.
La depresión es una enfermedad que afecta a la persona que la sufre y a sus allegados de una forma muy intensa, generando un gran desgaste.
¿Sabes por qué te enfada que tu pareja esté deprimida?
Los hábitos se contagian
Suele ocurrir que, cuando se forma una pareja, las dos personas tienen hábitos diferentes y, al cabo del tiempo, van cambiando y terminan adquiriendo los mismos. Por ejemplo, si una de las dos es muy deportista y la otra muy sedentaria, lo más probable es que acaben pasándose las dos a un extremo, o que la deportista baje el ritmo y la otra lo suba. Lo mismo puede ocurrir con las rutinas de alimentación o de limpieza. En pareja, especialmente si hay convivencia, los hábitos tienden a equilibrarse, porque cuesta mucho esfuerzo no mimetizarse en algún punto con el otro.
¿Cuándo te cuesta más madrugar, cuando duermes solo/a o cuando hay alguien a tu lado que sigue durmiendo?
Una persona que sufre depresión tiene tendencia a abandonar los buenos hábitos, y eso puede provocar que su pareja tenga que esforzarse el doble para mantener los suyos.
Quizás te estás tomando su resistencia como algo personal
Es un hecho que la depresión crea en la persona enferma pensamientos y actitudes que mantienen la patología. A veces, comentarios como “no encuentro motivos para vivir” o “necesito una motivación para seguir luchando” pueden hacer que te sientas poco importante.
También puede ocurrir que otra persona consiga motivar cambios y tú no. Quizás tu pareja te comenta que gracias a su amigo o amiga ha sonreído por primera vez en mucho tiempo y tú te frustras porque crees que tus esfuerzos no sirven de nada y que no reconoce tu ayuda.
A veces las personas con depresión dejan de cuidar su imagen
Con frecuencia, las personas que sufren depresión descuidan su imagen y su higiene de forma radical. A veces su pareja nota esto y puede llegar a sentir un poco de rechazo, pero no dice nada para no herirla.
El ritmo sexual cambia
La depresión puede acarrear cambios en el apetito sexual (a veces a causa de algunos medicamentos antidepresivos). Por lo general, el libido disminuye, pero en algunos casos también puede ocurrir lo contrario y crear una sexualidad compulsiva o descontrolada. De todos modos, son cambios sexuales que pueden generar un conflicto en la relación.
La actitud que toma uno sobre sí mismo es la que toman los demás
Una persona con alta autoestima consigue que los demás la quieran prácticamente sin ningún esfuerzo. Cuando una persona está deprimida toma una actitud de desprecio consigo misma y algunas veces crea un efecto halo y hace que los de su alrededor pierdan el interés por estar cerca, incluso que sientan un poco de rechazo.
Te sientes como una papelera emocional
Eres la persona que está más cerca de tu pareja y te toca escuchar comentarios muy negativos. A veces, lo vives como si fueras una papelera a la que va arrojando basura. Interiorizas los sentimientos con los que parece que se dirige a ti (desesperanza, enfado, angustia) y sientes impulsos de sacar un escudo y devolverle lo que te hace sentir.
Tus necesidades quedan a un lado
Cuando consigues animarlo/a, te dice que ya está mejor y se va a celebrarlo con otras personas. Tienes un rol de ayuda y parece que eso implique comprender y callar. Por dentro, vas generando frustración y rabia. Esta persona consume tu energía y tus fuerzas y parece que solo pretende pagarte por ello con sus mejoras.
Los comentarios negativos sobre la vida empiezan a afectarte
Tu equilibrio interno se resiente y se crea un pulso psicológico entre la persona deprimida y tú. Intenta convencerte de que todo es negativo y tú te defiendes peleando para no creértelo. Acabas gritando y diciéndole que es demasiado negativo/a y que con su actitud no se curará nunca.
Las personas deprimidas crean discusiones de la nada
A veces se sienten solas o incomprendidas y, aunque suene horrible, intentan captar la atención de las demás personas haciéndolas sentir mal. Suelen ser discusiones encaminadas a conectar con alguien, aunque sea a través de los gritos. Quieren que te des cuenta de que se encuentran mal.
Te hacen sentir culpable
La depresión, muchas veces, va acompañada de intensos sentimientos de culpa. En un intento de liberar un poco de carga, puede ocurrir que la persona deprimida cree situaciones en las que sea la víctima. Puede que te pida perdón muchas veces por algo que sabe que es insignificante o que te diga que has herido sus sentimientos con algún comentario que has hecho sin pensar.
Esto puede ser agotador y desesperante para las dos partes, ya que se entra en una dinámica muy triste que solo genera más negatividad. Además, como la susceptibilidad suele ser muy alta resulta muy complicado estar a la altura de las circunstancias.
Por otra parte, cuando su sentimiento de víctima se reaviva, entran en un modo “recibir atención – hacer reproches” que la mayoría de personas percibirá como un comportamiento profundamente egoísta.
La depresión se ha comido a tu pareja
La depresión es una enfermedad. Es evidente que no podemos pedirle a una persona afónica que hable, y menos que nos diga cosas bonitas. Tampoco podemos pedirle a alguien sin piernas que corra una maratón, o a alguien con alopecia que se esfuerce en hacer crecer su cabello.
A veces, nos cuesta un poco más comprender las limitaciones que tiene una persona cuando sufre una enfermedad mental, ya que esta no se ve. La depresión altera el comportamiento y la personalidad de quien la sufre pero, muy en el fondo, siempre queda algo de la persona que conociste, y eso es lo que puede darte fuerzas para continuar ahí.
Siempre hay unos límites: la depresión no convierte a nadie en maltratador/a. Puedes ayudar pero jamás debes ponerte en peligro ni convertirte en el psicólogo/a de tu pareja, priorizando su bienestar a tu salud o integridad.
Recuerda que eres un ser humano y tienes derecho a ser imperfecto/a
Nadie te pide que aguantes todo, ni que reprimas tus sentimientos. Tienes derecho a equivocarte y a sentirte molesto/a. Piensa que tú, además de tener que esforzarte el doble para seguir con tu vida y tus rutinas, probablemente, estás pasando por un duelo: la pérdida simbólica de la persona que tenías al lado. Y además estás luchando contra comentarios negativos constantes sobre la vida y lo que te envuelve.
Si decides seguir ahí
Si decides seguir ahí para ayudar a la persona que quieres, vas a necesitar mucha fuerza y ánimo. ¿Estás concienciado/a sobre la depresión y quieres estar al lado de tu pareja?
- En primer lugar, asegúrate de que tu pareja está en manos de profesionales de la salud.
- Cuídate mucho. Diviértete y descansa. Todo lo que hagas por ti se lo estarás regalando también a tu pareja.
- Relaciónate con otras personas y, si quieres, busca un grupo de apoyo para familiares.
- No alimentes las discusiones que puedan surgir. Especialmente esas que no van a ningún lado.
- Durante un tiempo, tus necesidades se verán afectadas. Tu pareja no puede cuidarte porque ni siquiera está en condiciones de cuidar de sí misma. A veces, tendrás que esforzarte por los/as dos. Será duro, pero valdrá la pena.
- Guarda un espacio para ti, no te fusiones con tu pareja hasta el punto de caer también en una depresión.
- Recuerda todas las cosas bonitas que habéis vivido, ¡podéis hacer un álbum juntos durante los ratos que se encuentre un poco mejor!
- Si te pasa algo bueno, no intentes contener tu alegría para que esa persona no se sienta incomprendida. A ella le hace bien estar envuelta de cosas positivas, ¡deja que se contagie de tu entusiasmo!
- Todas las veces que puedas, hazle saber que te alegras de que esté contigo, de pasar tiempo juntos/as. Sube su autoestima sutilmente, sin que lo sienta forzado.
- No trates a tu pareja como si no supiera lo que le conviene (aunque en ese momento te lo parezca). Respeta sus decisiones, aunque algunas veces no te gusten. Piensa que su autoconcepto probablemente está por los suelos y si le das órdenes se sentirá aún peor.
- Si necesita hablar, y tienes ganas de hacerlo, sé cariñoso/a. Si ves que vas a gritar o a decir cosas que empeoren su estado, es mejor que trate el tema que sea con su psicólogo/a.
- Perdona tus errores y sé amable contigo mismo/a.
- Puedes ayudar, pero no pienses que eres totalmente responsable de su curación.
- Quizás ahora tu pareja no puede agradecerte tu esfuerzo, pero cuando se cure se dará cuenta de lo que has hecho.
- Recuerda que, si superáis algo así de forma positiva, vuestra relación saldrá muy fortalecida y tendréis un vínculo mucho más íntimo.
¿Te ha ocurrido alguna vez? Comparte tu experiencia y deja un comentario.
¡Un abrazo!