Algunas veces tenemos que esforzarnos el doble para conseguir nuestros objetivos porque la gente de nuestro alrededor mina nuestro optimismo y nos ofrece consejos que, más que ayudar, nos desaniman.
Entonces, nuestra energía pierde el rumbo. Ya no estamos concentrados en lo que queremos. Ahora pensamos en qué les ocurre a esas personas, en si tienen razón y no somos suficientemente válid@s para lograr lo que queríamos, en si tenemos o no criterio para elegir un objetivo que nos convenga…
Las escuchamos porque todo apunta a que nos quieren pero una parte de nosotros mismos nos alerta, como si hubiera una mala intención o una incoherencia en su forma de “cuidarnos”. Quizás son consejos excesivos, ofrecidos antes de tiempo o con demasiado énfasis. Parece que la otra persona tenga algún interés en desanimarme.
En este punto, tenemos que hacernos algunas preguntas importantes:
- ¿Mi objetivo es también el objetivo de la otra persona? ¿Puede que esté molesta porque puedo conseguir algo que ella quiere obtener?
- ¿Esa otra persona piensa que me puede perder si logro mi objetivo?
- ¿Ese objetivo que tengo tiene que ver con la base de nuestra relación? (Por ejemplo, siempre quedáis para fumar y te intenta convencer de que no conseguirás dejar el tabaco).
En estos tres casos, quizás tienes una relación un poco tóxica con esa persona, porque es lícito querer mantener a alguien a tu lado pero no lo es jugar con sus miedos para obligarlo a quedarse.
Por último, ¿y si esa persona piensa que vas a dejar de quererla? ¿Y si sus críticas son una forma de mantener la conexión emocional y quedarse con la atención que estás dedicando a tu objetivo? Quizás debas explicarle que esa no es la mejor manera de ser tu amig@, que una amistad no se rompe por que uno sea más feliz… Pero desear el mal al otro, hacerlo sentir incapaz o boicotear sus proyectos sí que atenta contra las bases de cualquier relación sana.
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¡Un abrazo!